Estamos en una situación muy difícil, quizás la más difícil
desde la Guerra Civil. Una situación en
la que debemos de trabajar unidos para parar la pandemia que nos amenaza a
todos, a todas, y que desgraciadamente se ha llevado ya a casi 300 personas en
nuestro país ... y todo indica que lo difícil está por llegar.
Una situación nueva, donde un virus está poniendo en jaque a
decenas de países, la vida de millones de personas y a la economía mundial. Una situación que necesita, más que nunca, luchar
unidos para minimizar los grandes efectos que está produciendo y, sobre todo,
que va a producir.
Ante este nuevo escenario, excepcional, los gobiernos de los
distintos países están actuando, de forma también excepcional, para intentar
parar lo antes posible la propagación del maldito virus que nos azota.
Los gobiernos de todo el mundo actúan, de una u otra forma, y
los partidos de la oposición de todo el mundo apoyan a sus gobiernos, con
sentido de Estado, en un momento de especial crueldad para nuestras vidas, ...
menos en España, donde el Partido Popular está aprovechando para intentar sacar
rédito político en una situación de alarma social.
El sábado 14 de marzo a las 21 horas, se produce la
comparecencia del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para dar a conocer
las medidas adoptadas por el Consejo de Ministros, comparecencia programada
para las 14 horas. Creo que fue un error
poner una hora concreta para la comparecencia de Pedro Sánchez, posterior a un
Consejo de Ministro demasiado complejo, debido a lo extraordinario de las
medidas a adoptar y a la insólita situación por la que está pasando nuestro
país. Pero también creo que es
absolutamente normal, que se debata durante diez, quince o veinte horas unas
medidas de vital trascendencia para nuestro país.
Pues en estas estamos, a las 21 horas, el Presidente del
Gobierno comparece por televisión ante el país, señalando la excepcionalidad de
la situación y de las medidas adoptadas y pidiendo la colaboración de todos, de
todas, para pasar este angustioso periodo lo antes posible.
Nada más acabar la comparecencia, sin tiempo para haber
analizado lo expresado y las medidas señaladas, con un guión ya elaborado desde
mucho antes, comparece el Sr. Pablo Casado, Presidente del Partido Popular,
para criticar lo realizado, en el fondo y en las formas.
Lejos de colaborar, criticó.
Lejos de sumar, restó. Lejos de
unir, rompió. Lejos de tener una postura de político de Estado, intentó arañar
unos votos. Lejos de reforzarse como
líder de la oposición, apoyando al gobierno en estos dificilísimos momentos,
hizo el ridículo.
Esto solo lo puede hacer el líder del Partido Popular, en el
día más complicado de las últimas décadas para nuestra sociedad, en vez de
trasladar la unión de todos los españoles y españolas, la confianza en salir
pronto de esta angustiosa situación se puso a criticar, como si fuera un día de
campaña electoral.
Se atrevió a criticar la comparecencia del Presidente del
Gobierno (insisto sin tiempo de haberla analizado y con un discurso ya escrito
desde hacía muchas horas) por haber actuado con "retraso para paliar la
expansión del virus"; por la actuación del presidente del País Vasco y del
presidente de Cataluña; por la tardanza en aplicar las medidas; por la negligencia
dolosa del Ejecutivo; por lo que él considera la profunda división interna del
ejecutivo; y exigió la comparecencia de Sánchez en el Congreso, cuando acababa
de comparecer en todas las televisiones.
Lo único que no criticó, y que defendió al ser preguntado,
fue por el desplazamiento de Madrid a Marbella de su jefe, José María Aznar.
Ha tenido la ocasión de haber representado el rol que dice
tener, la de político de Estado, y lo que ha conseguido es hacer un ridículo descomunal en una situación excepcional.
Quedará para los anales de la historia política, eso sí, como
ejemplo de lo que no se debe hacer.
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