Recuerdo la preocupación de militantes socialistas y andaluces progresistas, cuando en la noche del 2 de diciembre de 2018, todo indicaba que las derechas del PP y Ciudadanos, con la ultraderecha de Vox, iban a gobernar en Andalucía, convencidos que desmontarían muchas políticas de igualdad, de solidaridad y el Estado del Bienestar, que habían consolidado distintos gobiernos socialistas.
Los
titulares de los periódicos eran tajantes: “La hecatombe del PSOE abre la
puerta a un gobierno de la derecha”, “El PSOE se hunde”, “El peor resultado del
PSOE y el mejor de la derecha”.
Recuerdo el
Comité Director del PSOE de Andalucía, celebrado posteriormente a dichas
elecciones, porque lo que pasó fue el retrato de la situación en la que estaba,
y sigue estando, mi partido. Al entrar
la Secretaria General, Susana Díaz, se pusieron de pie casi todos los presentes,
aplaudiéndola incondicionalmente, como si hubiéramos obtenido una gran victoria.
Pero habíamos
perdido 400.000 votos, pasando de tener la confianza de 1,4 millones de
andaluces y andaluzas, a solo 1 millón, perdiendo el 30 % de los votos y obteniendo
los peores resultados de la historia.
No podía
entender nada. Imaginaba una empresa que
hubiera perdido el 30% de sus clientes, que su marca hubiera bajado vertiginosamente,
que ofreciera menos confianza, que por primera vez las marcas competidoras la
superaran, y no podía imaginar que sus accionistas se pusieran de pie aplaudiendo
al equipo gestor.
Posteriormente
hablaron 22 personas, expresando todos, menos uno, la alegría por los
resultados electorales, el gran liderazgo de Susana Díaz, su optimismo porque el
PSOE iba a seguir gobernando y ofreciendo todo su apoyo a la dirección
socialista andaluza, con aplausos del resto de asistentes.
Todos menos uno,
que fui yo, que manifesté mi seguridad de que por primera vez íbamos a perder
el gobierno de la Junta de Andalucía, que me sentía triste porque la derecha y
ultraderecha iban a destruir políticas sociales que con tanto trabajo se habían
consolidado. Señalé que habíamos perdido
miles de militantes, apoyo social y presencia en los colectivos sociales. Dije que estaba convencido que esa pérdida de
confianza seguiría, si no se producía una renovación en la estrategia y en la
dirección del partido. Terminé diciendo
que renovábamos acciones y personas, o vegetaríamos.
Dije lo que
pensaba, con la libertad de quien no tiene nada que perder, ni quiere ganar
nada. Eso mismo lo dije insistentemente
dos años antes, lo afirmé claramente en aquel foro y lo sigo pensando ahora.
Pensaba, y
sigo pensando, que hay que actualizar el discurso socialista andaluz y no se ha
producido ningún atisbo de adaptación.
Pensaba, y
sigo pensando, que la actual dirección socialista representa el continuismo de
una etapa donde una parte mayoritaria del electorado decidió que pasara a la historia.
Pensaba, y
sigo pensando, que la militancia, el gran activo del partido socialista en
Andalucía está olvidada, convirtiéndose en una organización de cargos públicos. La militancia debe ser el centro de la acción
política, y actualmente está abandonada.
Pensaba, y
sigo pensando, que la ciudadanía está perpleja comprobando como determinadas
personas pasan décadas de un puesto institucional a otro.
Pensaba, y
sigo pensando, que hay que trabajar por integrar y no por excluir.
Pensaba, y
sigo pensando, que es necesario un nuevo proyecto con nuevas personas. Ningún
cambio es factible, si quienes lo tienen que afrontar son las mismas personas
que propiciaron su necesidad.
Pensaba, y
sigo pensando, que sólo un nuevo proyecto solvente, sólido y creíble puede ser
el revulsivo para recuperar la confianza de la sociedad progresista andaluza,
huyendo del gobierno de las derechas, apoyado por la extrema derecha, que olvida
los conceptos de igualdad y de lo público, practicando políticas neoliberales
de apuesta por el libre mercado y olvidando a los colectivos más
desfavorecidos.
Pensaba, y
sigo pensando, que los socialistas debemos ser autocríticos. Creo que la lealtad es decir lo que se piensa,
con el objetivo de mejorar. El menos leal, es quien pelotea al responsable
político de turno, para intentar conseguir un puestecillo en una institución
pública. De esos hay demasiados en todos
los partidos y sobran todos.
Y con esa
lealtad, afirmo que Susana Díaz es un activo muy importante para el partido
socialista, que es necesario seguir contando con su experiencia política, pero también
estoy convencido que debe dar un paso atrás en el liderazgo del PSOE-A. Si en las últimas elecciones se perdieron
400.000 votos, el 30 % del apoyo electoral, si se perdió por primera vez el
gobierno de la Junta de Andalucía, algún cambio de estrategia y de personas habrá
que realizar.
Pensaba, y
sigo pensando, que el PSOE de Andalucía o se regenera o vegeta.
Rafa
Fuentes, es doctor en Ciencias Económicas y Empresariales y miembro del Comité
Director del PSOE de Andalucía.
Pienso y sigo pensando, que eres único, un tío cabal de los pies a la cabeza, y que tenía que estar en ser el cambio de esa Sra.que ya esta como los yogures caduca de fecha. Un abrazo sobrino eres el mejor.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo,la limpieza tiene que empezar desde dentro.
ResponderEliminarSuscrito al 💯 %!!!
ResponderEliminarCuando una organización se preocupa soló de su poltrona y colocarse o enchufarse y se olvidan de a quien representa y no trabaja para sus electores pasa esto pierden su apoyo.
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