Hace unos días, el Boletín Oficial de
las Cortes Generales publicó la Proposición de Ley Orgánica de regulación de la
Eutanasia, presentada por el Grupo Parlamentario Socialista.
Yo la he leído atentamente, y solo puedo añadir que llega
tarde, que muchos cientos de miles de sufrimientos diarios se podrían haber
ahorrado si hubiera estado en vigor desde hace años.
En su exposición de motivos señala que se pretende dar una
respuesta jurídica, sistemática, equilibrada y garantista, a una demanda sostenida
de la sociedad actual, como es la eutanasia.
La eutanasia significa etimológicamente “buena muerte” y se
puede definir como el acto deliberado de dar fin a la vida de una persona,
producido por voluntad expresa de la propia persona y con el objeto de evitar
un sufrimiento.
La legalización y regulación de la eutanasia se asientan
sobre la compatibilidad de unos principios esenciales de los derechos de las
personas, y que son así recogidos en la Constitución española.
De esta forma, se señala que el objeto de esta ley es regular
el derecho que corresponde a la ciudadanía española (cumpliendo unas
condiciones) a solicitar y recibir la ayuda necesaria para morir con dignidad.
Defiendo y lucho, en la medida de mis posibilidades, para
que todos y todas, vivamos con unos derechos sociales e ingresos vitales para
poder tener una vida digna, que es lo mínimo que debería garantizarse a quienes
tienen la desgracia de pertenecer a los colectivos más desfavorecidos y en
exclusión social.
Y si creo firmemente en que el Estado debe garantizar la
vida digna de todos los españoles/as, también estoy convencido que debe
garantizar, por ley, la muerte digna cuando llegue ese momento … que nos
llegará.
Lo que es difícil de entender, es a esa derecha casposa, que
siempre está en contra de toda iniciativa que no sea suya … o de Vox.
No puedo entender que no luche por una dignidad mínima en
vida y no puedo entender que no quiera una dignidad mínima en la muerte.
Sí que puedo entender que quien quiera vivir hasta “cuando
Dios quiera”, lo haga. Puedo entender a que
quien quiera vivir con sufrimiento, lo haga.
Puedo entender a que quien quiera vivir lo máximo, aunque con dolor, lo
haga. No quieren escuchar, por mucho que
se les explique, que si quieren vivir hasta “cuando Dios Quiera” o no quieren
solicitar el derecho de la eutanasia, pues que no lo hagan.
Es un derecho, no una obligación, pero para
ellos prevalece la necesidad de hacer oposición al gobierno.
No, no puedo entender que esa derecha casposa y esos católicos
de igualdad dentro de la iglesia y de desigualdad fuera de ella, se opongan a
que quien quiera morir con dignidad y sin sufrimiento, lo puedan hacer.
Yo defiendo la eutanasia, la apoyo, la justifico, la
respaldo y pelearé porque se implante.
Sobre todo, porque cuando me llegue la hora de ver cerca la
muerte, padeciendo sufrimiento, no tendré la más mínima duda de pedir que se me
aplique la eutanasia. Y si ese derecho
que lo quiero para mí, también lo quiero para tí.
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