domingo, 24 de mayo de 2020

El Cipotillo

Obvio que no es un “cipotillo”, que lo tenía que haber escrito en superlativo, … pero hubiera quedado feo.  Tan feo, como el horrible Hotel Rascacielos del Puerto de Málaga, al que todavía muchas de nuestras administraciones están defendiendo que se construya.  Tan feo, como el extraño procedimiento administrativo que están siguiendo.  Tan feo, como obviar el consenso social. Tan feo, como sus objetivos inmobiliarios ocultos, que no turísticos. Demasiadas cosas feas, para intentar conseguir un feo resultado … que esperemos podamos evitar.
También es un nombre feo para un artículo, pero comparado con el efecto tan negativo que puede tener dicho proyecto para el futuro de nuestra Ciudad, no queda tan mal el “nombrecillo del cipotillo”.
Desde hace dos décadas todos, todas, estamos defendiendo “desde la teoría” la apuesta absoluta por la sostenibilidad ambiental en nuestras ciudades… pero a la primera de cambio, rompemos esa teórica defensa a ultranza de la protección del medio ambiente, del entorno urbano y de la ejecución de proyectos sostenibles, ... por otras cosas.   Por algunos intereses ocultos, beneficios económicos u otros motivos, que el que escribe esto no puede entender, todo indica, desgraciadamente, que van a crear un monumento a la insostenibilidad.
Eso es lo que nos va a pasar en Málaga.  Por la concepción de “modernidad” de algunos de nuestros responsables políticos, van a permitir que se pueda romper nuestro horizonte marítimo para siempre. Por su concepción de la “modernidad”, los responsables políticos de nuestra ciudad de hace 50 años apostaron por el Hotel Málaga Palacio, y menudo bodrio que propios y extraños nos tragamos todos los días.  Por ser modernos en el pasado, el centro de Málaga está lleno de edificios modernos … de su época, que son ahora unos verdaderos atentados a la vista y a la Ciudad.
Se hace muy difícil entender lo que está pasando en Málaga con el “Hotel Rascacielos del Puerto”, mediante el que un grupo inversor de Qatar, con ayuda de Instituciones malagueñas, pretende que en un suelo de dominio público portuario, se desarrolle un proyecto privado, con exoneraciones en el cumplimiento de parte del desarrollo urbanístico del proyecto.
En toda sociedad civilizada bajo un Estado de derecho, principios como la transparencia, participación ciudadana o la preservación de lo público, son principios que tienen que regir las decisiones de los gobiernos y las consiguientes actuaciones regladas por las administraciones públicas … pero está claro que no siempre es así.
El “Hotel del Puerto” es un claro ejemplo para que se estudie en las Universidades sobre las “cosas extrañas” en la ejecución de un proyecto emblemático de Ciudad … y para siempre.
Parece demasiado sorprendente y extraño, como bien ha demostrado el profesor Rafael Esteve, que la Memoria de Viabilidad Económica haya sido elaborada y presentada por la propia Autoridad Portuaria, en vez de por el grupo promotor interesado.
Parece demasiado sorprendente y extraño, que se pretenda su construcción a toda costa (y en la misma costa) con absoluta celeridad de los procedimientos basados en excepcionalidades.
Parece demasiado sorprendente y extraño, que no se haya apostado por conseguir un consenso social, y que se haga a espaldas de la ciudadanía y forzando la máquina administrativa hasta su límite, con déficit de información.
Parece demasiado sorprendente y extraño, que se pretenda obviar el estudio de las posibles afecciones de todo tipo, ambientales, de movilidad al tránsito rodado, al comercio, a la hostelería o a la restauración del centro histórico.
Parece demasiado sorprendente y extraño, que se opte por un procedimiento abreviado en su estudio de impacto ambiental, cuando no se le concede este procedimiento a cualquier otra empresa, aunque sea de medio tamaño que invierta, incluso, fuera del centro urbano.
Parece demasiado sorprendente y extraño, que se ignoren los informes y estudios de organismos nacionales e internacionales, que señalan que el proyecto es negativo para el futuro de Málaga.
Parece demasiado sorprendente y extraño, que el negocio del “Proyecto de Hotel del Puerto”, se encuentra en la explotación de las instalaciones complementarias, superficies comerciales y del área de ocio, es decir, no es en la explotación hotelera.
Parece demasiado sorprendente y extraño, que base gran parte de sus ingresos en un casino, que no es legal en la actualidad.
Parece demasiado sorprendente y extraño, que siga un procedimiento similar al de tantos campos de golf, en los que su verdadero negocio es la especulación inmobiliaria, a la que adornan con un campo de golf, en este caso el “adorno” es un hotel.
Parece demasiado sorprendente y extraño, que el carácter de “hotel residencial” del proyecto, deje abierta la puerta a que muchas de sus suites se puedan convertir, por arte de magia, en apartamentos para su “venta” y “gestión turística”.
Parece demasiado sorprendente y extraño, que un proyecto de este tipo se construya en unos terrenos donde el uso residencial está radicalmente excluido.
En definitiva, comparto la tesis del profesor Esteve cuando afirma que “en el fondo se trata de una operación inmobiliaria residencial y comercial enmascarada”, a lo que añado que une demasiados componentes que no son habituales en un proyecto de ese tipo, facilitándose y exonerando de muchos de los procedimientos que cualquier otro empresario, malagueño o no, tendría que cumplir.
Obviamente que es legítimo que un grupo de inversores quiera invertir (para eso están) y que quieran obtener el máximo rendimiento a su dinero. Lo que no considero legítimo es que lo hagan en el lugar más privilegiado de nuestra Ciudad y privatizando un espacio público. Que inviertan en nuestra ciudad, por supuesto, pero en otro lugar y sin que podamos observar tantos temas que parecen tan sorprendentes y extraños.

O por lo menos, para este observador malagueño, todo es muy extraño, … pero afortunadamente estoy convencido que todavía podemos evitarlo.

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