miércoles, 12 de febrero de 2014

Lo que diga Balaguer


Hace años existía una corriente política en República Dominicana que se denominaba "lo que diga Balaguer". Su filosofía era extremadamente clara: "lo que diga Balaguer".

Para los más jóvenes decir que Balaguer provenía de la dictadura más opresiva del país, fundó el Partido Reformista, o partido "rojo", a través del cual fue Presidente democrático de la nación dominicana en varias ocasiones. Recuerdo que una vez pregunté a uno de los líderes locales del partido "rojo", que si eran de izquierdas, de centro o de derechas, y me respondió, sin el más mínimo sonrojo, que no lo sabía, pero que se lo preguntaría al doctor Balaguer.

Pues, perdonarme la comparación, pero "casi" en esas estamos ahora, en el año 2014, en España.

El único cambio sería el nombre, ahora diríamos, dependiendo donde, "lo que diga Rubalcalba" o "lo que diga Rajoy".

Cuando me entero por los medios de comunicación que Elena Valenciano va a encabezar la lista de mi partido, el PSOE, a las elecciones europeas, me da una sensación de que estamos en una democracia interna "capada". Cuando me entero por los medios de comunicación que el "dedo divino" de Rajoy ha decidido que Moreno Bonilla sea el Presidente del PP-A y próximo candidato a presidente (esperemos que solo se quede ahí) de la Junta de Andalucía, me da una sensación de que no existe ninguna democracia interna en ese partido.

Si bien los dos casos son distintos, para mí hay un nexo común, y es que existe una falta de participación, de debate, de democracia interna en los partidos políticos, que más o menos se resume en un "lo que diga el que manda".

Y me revelo a que esa sea la forma de hacer política, hay que cambiar eso de las decisiones de los "barones", no puede ser eso de que entre uno, dos o tres "manejen" un partido político, base del Estado de Derecho, como les da la gana. No puede ser, mejor dicho, no debe ser, que en una situación de pérdida de confianza por la política y de clara separación de la política de la sociedad, las actuaciones de los "altos dirigentes" sean la de "vamos a hacer lo que yo creo que es mejor, que es mucho mejor, que lo que creen los militantes que es mejor".

Lo del PP, no tiene nombre, vuelve a pasar lo de Aznar con Rajoy, es decir, uno decide lo que deberían de decidir miles. Y lo curioso es la respuesta de los dirigentes del PP, bueno curioso no, es de risa o de lo que es peor, de falta de respeto hacia la ciudadanía. Es inadmisible escuchar eso de que "para mí, Moreno Bonilla es el mejor candidato", "es una gran político y tiene todo mi apoyo", "lo he dicho antes, será el mejor Presidente del PP y de la Junta", etc, etc. Esos mismos, que hasta ayer han estado diciendo que el mejor era José Luis Sanz, hasta hace exactamente un día, en el que apareció el "dedo iluminador de Rajoy", ..., y se quedan tan tranquilos. Esto, la gente no puede entenderlo.

Pero a mí lo que más me preocupa es el caso de mi partido. Me considero un militante del PSOE informado (sin cargo de ningún tipo), tanto de lo orgánico como de lo institucional, y perdonarme la falta de modestia, creo que activo. Pues este militante (yo) se entera por la prensa que Elena Valenciano (a la que admiro políticamente), va a ser nuestra cabeza de lista para las elecciones europeas. Nadie nos ha preguntado, nadie nos ha explicado, nadie nos ha informado, ...

Estamos cansados de escuchar eso de "no importan las personas, importan las ideas", pues bien, no tengo ni idea de cuáles son nuestras ideas al Parlamento europeo, ..., sólo sé que Elena Valenciano es quien encabezará la lista.

Si lo que queremos es movilizar a la militancia, a los simpatizantes progresistas que están hartos de la política neoliberal que está desarrollando la derecha europea (y el PP en España), ¿no sería más fácil organizar reuniones en las agrupaciones, fomentar debates de ideas, escuchar a la militancia, plantear políticas, ..., e incluso, estrategias para ganar las elecciones en cada distrito municipal?.  No, parece que no, pero otra vez esos dirigentes "decisores", nos pedirán a los militantes que nos movilicemos para ganar las elecciones. Y nosotros volveremos a movilizarnos y a intentar ganar las elecciones.  Pero no es la misma la motivación la que podemos tener sabiendo que hemos formado parte del equipo, que viendo el partido desde la fría grada.

Creo que mi postura ha estado bien clara en el posicionamiento político que he tenido en la Provincia de Málaga (y que me costó, a mucha honra, el puesto institucional que tenía), y es que es absolutamente necesaria una mayor participación, debate y democracia interna en mi partido, que es de los que más tiene (joder, como están los otros ¡¡).

Es absolutamente necesaria una mayor participación de la ciudadanía, para que la democracia, en mayúsculas, sea la base de la política, y no se convierta en el mero hecho de ir a votar cada cuatro años, ..., y que quien gane haga lo que le salga de la punta del ..., dedo.

Para mí eso no es democracia, eso es, sólo, "cuarto y mitad de democracia". Para mí no es democracia "lo que diga Balaguer", ..., aunque gane elecciones.


viernes, 7 de febrero de 2014

Hoy, 7 de febrero de 1937


Hoy es domingo, pero un domingo muy raro. Todo a mi alrededor está alterado, todo son carreras, voces, vecinos buscando a sus hijos, familias cargadas de bultos, saliendo, huyendo de sus casas.

Yo quería ir a buscar a Juanito y a Paco para jugar, como todos los domingos, pero mi mamá no me ha dejado. Llevamos unos meses muy mal, desde que mi papá se fue a defender a la República y la Democracia, como dice mi mamá, todo ha cambiado. Ya no somos felices, ya no estamos tranquilos, ya no hablamos con casi nadie, ya casi no voy al cole, ya no me deja salir de casa, …, y hasta pasamos hambre.

Hoy es domingo, 7 de febrero de 1937, y aunque solo tenga cinco años, veo que va a pasar algo, no es normal todo lo que está sucediendo. Veo un continuo trajín de mujeres entrando y saliendo, veo a mi madre como llora al mirarme. Hoy es un simple 7 de febrero, pero parece que es el último día de la humanidad.

Se abrió la puerta y entra mi tío Antonio, le dice a mi mamá que lo acompañe a la cocina. Cierran la puerta, pero me voy a escuchar lo que dicen. Tengo frío, estoy asustado, ¿qué está pasando?.

Mi tío dice, escucha Enriqueta, mañana llegarán a Málaga unos 25.000 soldados fascistas, son alemanes, italianos, moros y los nacionales. El general Queipo de Llano ha dicho que arrasarán Málaga, que violarán a las mujeres y que matarán a los hombres que hayan tenido algo que ver con la República. Tienes que irte, por aquí todos saben que tu marido es socialista e irán a por tí. Coge a Rafalito y vete, vete ya, por la carretera de Almería, no cojas nada, sólo al niño, y vete. ¿Me has escuchado?, vete ya, le dijo, gritando esto último.

Yo empecé a llorar, salieron y me vieron acurrucado al lado de la puerta, llorando y sin entender nada, pero con una sensación de que se acababa el mundo, y no sabía la razón, de toda aquella sin razón.

Mi tío Antonio se despidió, le dijo a mi mamá que se iba a esconder en un cortijo de Alhaurín, volvió a insistir en que nos fuéramos ya, y él se fue, literalmente, corriendo.

Vámonos, me dijo mi mamá. Hijo mío, nos tenemos que ir, me volvió a decir, acariciándome el pelo. Coge los zapatos y el chaquetón, y nos vamos.

Pero, ¿a dónde?, ¿cómo?, ¿por qué?, …, le preguntaba a mi mamá, sin tener ninguna respuesta, ya que ella estaba cogiendo una sábana, metiendo cosas dentro y haciendo una especie de saco con ella.

Rafalito, ¿me has escuchado?, que nos vamos ya, haz lo que te he dicho. Yo estaba paralizado, no podía moverme, tenía solo cinco años pero me daba la sensación que a partir de ese día nunca nada sería igual. Me sobrepuse como pude, e hice lo que me dijo mi mamá, cogí los zapatos y me puse el abrigo.

A continuación me dijo que me quedara allí quieto, sin moverme de la silla y salió al patio. Escuché como se abrazaba y lloraba con la Paca, con Carmen, con Isabel, …, llorando volvió a la casa, me agarró de la mano, tiró de mi con fuerza, y llorando, ahora los dos, nos fuimos de nuestra casa, sin mirar hacia atrás y sin saber si alguna vez volveríamos a verla, o incluso, si volveríamos a ver amanecer un nuevo día.

A partir de ahí viví, la semana más trágica que se pueda vivir, la semana que nunca olvidaré, aunque tuviera quinientos años, la que me hizo hacerme adulto sin pasar por la niñez, la que he recordado cada una de las noches de mi vida, y que estoy seguro que recordaré, en las que me quede por vivir.

Fueron siete días de horror, de espanto, de pánico, de sangre, de violencia, de muerte, de desgarros familiares, de un lloro continuo que hacía imposible escuchar cualquier otra cosa que no fueran gritos o bombas. Bombas de aviones, bombas de barcos, sonido de ráfagas de disparos hacia nosotros.

Nunca, nada ni nadie, podrá imaginar algo más espantoso que ver como matan a miles de mujeres que huían corriendo y desesperadas, cubriendo con sus cuerpos a sus hijos y ancianos padres.

Así fue, así pasó, así lo sigo viviendo todos los días en mi cabeza. Machaconamente, repetitivamente.

Salimos corriendo para el centro de Málaga, nosotros vivíamos en lo que ahora es Dos Hermanas. Yo pensé que íbamos al centro, a casa de mi tío Federico, pero me equivoqué, no pasamos por el centro, nos dirigimos por el puerto, camino a algún lugar que yo no conocía, que nunca pasé por allí, …, pero no estábamos solos, no.  Aquello, efectivamente, era una auténtica "desbandá".

Aquella situación era dantesca, decenas de miles de personas nos agolpábamos por esas pequeñas calles, casi corriendo, y casi todos teníamos la misma fisonomía. Mujeres cogiendo a sus hijos de las manos, con sus ancianos padres y madres al lado y llevando, casi con los dientes, algunas pertenencias que se negaban a dejar olvidadas.

Decenas de miles de niños que no sabíamos la razón de aquello, que solo íbamos corriendo por una carretera que no sabíamos a donde nos llevaba, en un estado de dolor, de rabia, acompañado del lloro de los mayores.

Una carretera que no sabíamos a dónde conducía, maldita carretera de Almería.

Maldita carretera en la que vi, con mis cinco años, morir a cientos de personas, mujeres jóvenes, niños pequeños, dulces ancianos. Vi desangrarse a un niño, mientras mi mamá intentaba socorrerlo, vi muchos trozos de cuerpos humanos dispersos por esa maldita carretera.

Sentí lo que es el infierno. Quise morir, quería pararme y que aquello terminara de una vez, pero no podía dejar sola a mi mamá.

En esos días se regó de sangre la carretera de Almería.

Columnas italianas, aviación alemana, buques de guerra nacionalistas. Fascistas europeos unidos para masacrar, literalmente, a miles de indefensos malagueños que huíamos sin nada, con el único objetivo de salvar lo poco de vida que nos quedaba.

Nos bombardeaban desde el cielo, nos bombardeaban desde el mar. Las bombas caían cerca nuestra, pero afortunadamente, ni a mi mamá ni a mí nos alcanzaron. Pero desgraciadamente vimos como alcanzaron, hirieron, desangraron, destrozaron, rompieron, …, mataron, a miles de personas, que lo único que hacían era, al igual que nosotros, huir de esa barbarie.

Ha sido lo peor que yo he vivido, y sigo viviendo, ha sido lo peor que ha pasado en la atroz Guerra Civil española, …, quizás ha sido lo peor que puede vivir un niño, ..., una persona.

Todavía cierro los ojos y veo aquellas escenas. Aquellas escenas que se repetían día a día, y que solo nos dejaba descansar un rato en las frías, heladas, noches a la intemperie, de aquel febrero de hace 77 años.

Escenas que se componían de un ritual muy simple, intentar matar a los malagueños que huíamos por la carretera de Almería. Matarnos con bombas, con bombas que provenían de barcos y de aviones. Todo un despliegue fascista para matar a pobres indefensos que corríamos sin mirar hacia atrás, sin disponer de un solo tirachinas con el que poder defendernos de esos barcos de guerra y aviones que nos ametrallaban desde el cielo.

Nosotros llegamos a Almería, y después a Barcelona, y salvamos la vida, pero lo que nunca podremos es dejar de pensar en lo que vivimos, y lo que nunca, nunca, nunca quiero es que olvidemos a los miles de malagueños que fueron exterminados en esa puñetera carretera.

Que la memoria prevalezca, y recordemos siempre a las decenas de miles de malagueños y malagueñas que tuvieron que huir de la barbarie fascista por la Carretera de Almería, la gran mayoría de ellos, por el simple hecho de defender la legitimidad democrática, la república y los valores de izquierdas.

Que la memoria prevalezca, pero también, que algún día cercano se haga justicia.

Por ellos, siempre, siempre, mi más sincera admiración, homenaje, reconocimiento y declaración de que siempre, siempre, los tendremos entre nosotros y los recordaremos como héroes.


Esto solo ha querido ser unas líneas de homenaje en el día de hoy, 7 de febrero, a mi padre, Rafael Fuentes Aragón, y a mi abuela, Enriqueta Aragón Benítez, recordando lo que tuvieron que pasar, cuando siendo demasiado niño mi padre, y demasiado joven mi abuela, tuvieron que huir por ese infierno de la Carretera de Almería. Y a mi abuelo, al que nunca lo conocí, porque lo mataron defendiendo la LIBERTAD, la DEMOCRACIA y la REPUBLICA.


lunes, 3 de febrero de 2014

Así pasó


10:20 h. del domingo 2 de febrero, tomando café Juan Ignacio Zoido, María Dolores de Cospedal y Mariano Rajoy
  • Zoido. Presidente, me gustaría que arregláramos ya lo de Andalucía
  • Rajoy. ¿Qué dices, Juan Ignacio, que no te entiendo?, si todo va bien, no hay nada que arreglar, ya lo he arreglado todo
  • Zoido. No, Presidente, con todo el respeto, me refiero a nombrar a nuestro candidato
  • Rajoy. Ahhhhh, es que no te explicas
  • Zoido. Es necesario nombrar ya al candidato, porque van a pasar las elecciones andaluzas y todavía no lo vamos a tener nombrado
  • Rajoy. Pero que pesados sois los andaluces, ya te he dicho que lo decidiré más adelante, igual que hizo Aznar conmigo, así os tengo a todos haciéndome la pelota
  • De Cospedal. Presidente, lleva razón Zoido, hay que nombrarlo ya, no tenemos nada que hacer en Andalucía, pero a alguien le tiene que tocar
  • Rajoy. Bueno, bueno, está bien. Venga, vamos a ver a quien le toca
  • Zoido. Yo creo que debe ser José Luis Sanz, que para eso es el actual Secretario General andaluz y, además, le hace mucha ilusión
  • Rajoy. Bueno, venga, que sea Sanz, y dejarme ya tranquilo, que tengo que leer un discurso
  • Cospedal. Ya lo has escuchado Zoido, ahora inicia el proceso para designar a Sanz como próximo presidente del PP andaluz y candidato. Reúne a la junta directiva regional y convoca el congreso extraordinario para elegirlo

10:25 h. del domingo 2 de febrero, café tomado, se marchan Rajoy y De Cospedal
  • Entonces, Zoido llama a Sanz. José Luis, que ya está, que el Presidente ha decidido, que vas a ser tú, pero no digas nada a nadie. Convoca lo que tengas que convocar para que parezca democrático y te nombremos ya de una vez
  • Sanz.  Gracias, gracias, que contento estoy.  Ahora mismo pongo todo en marcha

10:26 h. del domingo 2 de febrero, seis minutos más tarde, café tomado, decisión tomada, y procedimiento iniciado


domingo, 2 de febrero de 2014

Feo de cojones


Evidentemente, es una "opinión subjetiva, pero es la mía", tal y como decidí titular a este blog, pero mira que ha quedado feo el edificio y fea la la rehabilitación de la Plaza de la Judería de Málaga.


Creo recordar que más de un millón de euros, para que una de las zonas con más potencial urbano de Málaga haya quedado como otro fiasco del Alcalde de Málaga, otro monumento para el arquitecto de turno que quiere dejar su huella, y otra gran decepción para la inmensa mayoría de la población.

Rehabilitar o diseñar un edificio, en pleno centro histórico de la ciudad, siguiendo los rasgos arquitectónicos de lo que ya existía, parece que "no mola", que lo que hay que hacer es "crear nuevas piezas" que "descodifique la masa urbana" para "esponjar el territorio" y "obtener nuevos códigos para la ciudad". En definitiva, y esto lo digo yo, "dejar huella". Cuando paseamos y vemos esos horribles edificios (de cristal, con seis plantas sobre rasante, sin balcones, ...), que rompen la estética de los centros históricos, solemos perdonar tal atrocidad diciendo que se hizo en la década de los setenta u ochenta. El gran problema es cuando ese "atentado urbanístico", insisto que es mi opinión, se está haciendo en la segunda década del siglo XXI, eso para mí es totalmente inaceptable, y desgraciadamente se sigue produciendo.

No digo que no haya que hacer esos edificios modernistas e innovar con la arquitectura, claro que sí, lo considero arte, pero por favor, fuera de las "pequeñas pastillas que componen los centros históricos". Ahí toda la imaginación a volar, a diseñar a crear. En los centros históricos, creo que hay que respetar.

Vuelvo a lo que queda de la judería de Málaga, que es casi nada. Pues en ese casi nada, lo que al Alcalde se le ocurre aprobar, apoyar e impulsar es un modernista edificio de cinco plantas, adosado, blanco, sin balcones, de uso residencial, con locales, centro de recepción de visitantes y oficinas del mismo ayuntamiento, es decir, un verdadero engendro.

Al lado de Ibn Gabirol, gran poeta y filosofo judío, unos de los más sabios malagueños nacido hace unos mil años. Al lado de lo más auténtico de Málaga, tal y como son las calles San Agustín, el Museo Picasso, la calle Alcazabilla y la calle Granada, en esas pequeñas, estrechas y curvosas calles, se ha levantado "esa cosa". Pues ese maravilloso entramado urbano milenario que conserva Málaga, se lo ha vuelto a cargar un proyecto que viene impulsado por la propia Gerencia Municipal de Urbanismo, cuyo presidente es el Sr. De la Torre, otro fracaso que se le une a su larga lista de incumplimientos.




Creo que hay cuatro culpables a esto. El primero el Alcalde que insisto, apoya y aprueba el proyecto. El segundo el Concejal de Urbanismo que solo es capaz de decir "si, Sr. Alcalde". El tercero el Arquitecto que ha querido volver a imponer su "huella". Y el cuarto, y con más responsabilidad de todos, tu y yo, que si estás de acuerdo con lo anterior, no somos capaces de decir "ya está bien", y movilizarnos para que esto no vuelva a suceder, y que lo único que hacemos cuando paseamos por allí, es mirar con indignación y acordarnos de la familia del primero, del segundo y del tercero



Fotografía: Salvador G Aranda