miércoles, 19 de marzo de 2014

Ni con unos, ni con los otros


Un gobierno elegido democráticamente, sólo debe terminar su mandato a través de unas elecciones en las que la ciudadanía le quite la confianza, que cuatro años antes le prestó. Lo que quiero decir, es algo tan simple como que a un gobierno democrático, sólo debe derrocarlo unas elecciones democráticas, ..., pero este concepto que asumimos como evidente, muchas veces no se cumple y otras, incluso, se justifica su incumplimiento.

Soy de los que piensan que la sociedad debe participar mucho más activamente en las decisiones políticas. Soy de los que piensan que hay que manifestarse cuando determinados gobiernos ejecutan acciones distintas a las que prometieron. Soy de los que piensan que hay que eliminar cualquier tipo de privilegios jurídicos y penales a la clase política. Soy de los que piensan que cualquier condena debe acarrear una dimisión inmediata. Soy de los que piensan que cuando un gobierno asume responsabilidades que no son suyas, la sociedad civil debe salir a la calle a manifestar su malestar. Soy de los que piensan que cuando la inmensa mayoría de un país vive indignado, cabreado, recortado y desilusionado, debe manifestarlo en todos los ámbitos posibles.

Pero también soy de los que piensan que un gobierno democrático, votado por la mayoría de la ciudadanía de un país, debe terminar su mandato, a no ser porque se ponga en marcha algún mecanismo político vigente en la Constitución de dicho país.

Digo esto porque no creo que debamos apoyar lo que ha pasado en Egipto y en Ucrania. En ambos países la presión de una parte de la ciudadanía (violenta en muchas ocasiones), derrocó a un gobierno elegido democráticamente.

Si han robado, que el poder judicial actúe inmediatamente y envíe a la cárcel a cualquier Presidente o Ministro corrupto, pero un golpe de Estado a un gobierno legítimo lo es, quien quiera que lo realice y a quien quiera que se lo realicen.

No puedo estar de acuerdo en la gran mayoría de las decisiones tomadas por el Gobierno del PP, que tanto daño está haciendo a la clase trabajadora y a los más débiles de nuestro país. Lo he dicho, lo es escrito, me he manifestado en la calle, …, y lo seguiré haciendo, pero lo que creo que nunca habría que hacer es intentar derrocar a este gobierno que ha sido elegido democráticamente por la mayoría de la ciudadanía que fueron a votar. Aunque yo no los haya votado, este es el gobierno de mi país, y lo respetaré como tal, hasta las próximas elecciones.

Prefiero un Egipto laico, que un Estado Islamista. Prefiero una Ucrania europeísta que otra atada a Rusia. Pero ese cambio debe hacerse en las siguientes elecciones democráticas.

No puedo compartir, ni puedo entender, la actitud de los gobiernos de los “países desarrollados”, que apoyan esos cambios de gobierno (o incluso lo promueven desde la sombra), sabiendo que están derrocando a la Democracia, y poniendo o justificantes a personas que no han sido elegidos por el pueblo.

Creo que esta es otra lección de absoluta incoherencia política, donde vuelven a prevalecer otro tipo de intereses (económicos, energéticos, religiosos o militares), a la base del sistema de convivencia básica, que es la elección democrática de nuestros dirigentes.

Y el problema es que además, de vez en cuando, no se controlan "todos los factores" y pasa lo que justamente está sucediendo ahora con Crimea. Nos encontramos que los países que diez días antes defendían el derrocamiento del gobierno democrático, ahora tachan de invasor a quien no tuvo la culpa de dicho conflicto.

Y no, no puedo estar de acuerdo ni con unos, ni con los otros