sábado, 19 de agosto de 2017

Chalaos


Estamos en estas semanas con un debate público de los efectos negativos del turismo. Que los tiene.

Lo que no se entiende, es que en cualquier diagnóstico hay que analizar los efectos negativos … y los positivos, para hacer un balance conjunto y comprobar si esa actividad merece la pena, o no.

Y el balance del turismo es radicalmente positivo y rotundamente claro, para mí y para quienes hagan esa reflexión desde un punto de vista integral. Sin paliativos, EL TURISMO ES UNA MAGNÍFICA ACTIVIDAD, aunque como cualquier otro sector económico, haya que regularlo y diseñar acciones que minimicen sus efectos negativos.

Esta actividad, el turismo, genera de forma directa el 11 % del PIB de nuestro país; aglutina a 2,5 millones de empleos; es la principal fuente de atracción de divisas del exterior; es la única actividad en la que España es líder a nivel mundial; genera los mayores impactos en el resto de la economía, … y podríamos seguir argumentando sus efectos positivos.

Quien no tenga en cuenta los beneficios generados por el turismo (insisto, quien mayor empleo y riqueza genera en nuestro país), es que está “chalao perdío” o que es “tonto de la haba” o que “está trillao”, … o está haciendo demagogia política.

Pues eso, que hay algunos jóvenes de no sé qué rama juvenil de la CUP, partido independentista catalanista, que dicen que el turismo el malo, y otros políticos de medio pelo y con el único objetivo de tener presencia demagógica en los medios de comunicación (y lo han conseguido), dicen que el turismo es malo, que hay que cargárselo, que hay que expropiar hoteles y otras barbaridades.

Y claro, como esas declaraciones son pintorescas y gilipollescas, los medios de comunicación lo sacan repetidamente y se puede volver, de forma peligrosa, en una realidad asumida por parte de la población. Ya sabéis aquello de que una mentira mil veces repetidas, se puede convertir en una verdad asumida.

Obvio que el turismo tiene efectos negativos, obvio que hay mucho que mejorar, obvio que cementa el litoral, que muchos salarios son vergonzantes, que la piratería abunda, que masifican nuestras playas y ciudades, etc., pero ¿renunciamos al sector turístico?. Entonces me podría imaginar otros millones más de parados, lo que haría que la mitad de los españolitos/as nos tendríamos que ir a buscar trabajo a otros países … sobre todo, en sus sectores turísticos.

Algunos estábamos diciendo y escribiendo, por ejemplo en estas páginas desde hace unos pocos de años, que había que limitar la llegada de turistas a determinados destinos turísticos, que había que pensar en acotar la oferta de alojamiento turístico, sobre todo no reglado, que se estaba superando la capacidad máxima de carga, que la calidad y competitividad tenía que ir vía ingresos y no por el aumento en las llegadas de turistas.

Los resultados a mis reflexiones más o menos han sido: ninguno, cero, nada.

Pero es aquí cuando llegan estos chalaos, dicen solo una parte de la verdad, sin ningún argumento técnico o científico, y tienen un altavoz nacional que hace que el sector turístico en su conjunto empiece a reflexionar sobre esa capacidad de carga de los destinos turísticos maduros y que muchos españoles empiecen a padecer una nueva enfermedad contagiosa llamada "turismofobia".

Y lo han conseguido. Este es otro de los aspectos circenses de nuestro turismo.

Lo que llevan tiempo señalando y demostrando, grandes investigadores del turismo como los profesores Torres, Vera, Figuerola o Pulido, no se le hace ni puñetero caso, pero lo que dicen 15 chalaos, afirmando 5 chalauras, pues sobre eso se ponen a debatir desde el Presidente del Gobierno, presidentes/as regionales, empresarios/as, … incluso Exceltur llega a pedir una reunión extraordinaria y urgente del Consejo Español de Turismo para reflexionar sobre “un modelo turístico más sostenible y que concite las mayores empatías ciudadanas”. ¿Ahora sí y antes no?.

Y sí, estoy de acuerdo, y lo manifiesto una vez más, hay que planificar de forma sostenible el futuro del sector turístico en los grandes destinos ... o podemos morir de éxito ante la masificación turística de determinadas zonas, que conlleve a un flujo turístico de bajo poder de gasto, y que conlleve una reacción negativa de la población local.

Creo que debemos convencernos de una vez, que el desarrollo turístico no es un objetivo por sí mismo, que es un instrumento para que mejore la calidad de vida de la población local, y si esas avalanchas turísticas dan como resultado un rechazo de la población local, pues se estará consiguiendo el efecto contrario que debería tener.

Por ello, y sin argumentos científicos, ni técnicos, ni sólidos, ni planificadores, … solo con chalauras, por favor, responsables políticos, empresariales y sociales, lleguemos ya al diseño de verdaderos planes de desarrollo turístico en nuestros destinos maduros, donde la capacidad de carga y la sostenibilidad sean los verdaderos pilares en que basar la estrategia de competitividad turística de los próximos años, que genere un empleo de calidad en un entorno de convivencia entre turistas y residentes. Fácil no es, lo sé, pero es absolutamente necesario.

De todas formas, si alguien no quiere a turistas en su región, que no se preocupe, que conozco a cientos de países y miles de destinos, que estarán muy contentos en recibirlos, … y que piensen en dónde van a emplear a esos cientos de miles de sus conciudadanos/as que trabajan actualmente en las actividades turísticas.

Otra opción sería pedirles a los señores/as turistas que nos enviaran el dinero de sus vacaciones por transferencia, pero que hicieran el favor de no venir, para no molestarnos.

Y que vivan las chalauras, parece que se le hacen más caso que al análisis riguroso de nuestra principal fuente de ingresos y empleos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario