Hace unos días, cuando subía por Calle Larios para mi tradicional cerveza de los viernes con los amigos, me encontré a un grupo de jóvenes que protestaban por algo. Me acerqué para interesarme y el motivo era que H&M, multinacional de tiendas de ropa, iba a cerrar el establecimiento en el que trabajaban.
Me pidieron
que me solidarizara y firmara un documento para adherirme a la petición de que
no cerraran la tienda, cosa que obviamente hice. Mientras tanto, cientos de malagueños subían
o bajaban la calle y casi nadie prestaba atención a lo que allí sucedía.
Cuando
llegué al bar donde había quedado, ya con la cerveza en la mano, me quedé
pensando en que nuestra sociedad está enferma.
Que esta puñetera sociedad cada vez se parece menos a un grupo de personas
que tienen unos intereses comunes, convirtiéndose en un conjunto de personas
que solo tienen intereses particulares.
Por unos
minutos me quedé fuera de la conversación, pensando en la podrida realidad en
la que se estaba convirtiendo la vida social y el sentido tan hueco de la
palabra solidaridad. Me quedé pensando
que estaba desapareciendo la sociedad, que se estaba convirtiendo en miles de
vidas individualistas.
Después de
otro sorbo de cerveza, me vino a la mente los primeros de mayo, donde los trabajadores
de determinadas empresas en peligro de cierre, iban a manifestarse para
solicitar el apoyo de los malagueños/as que allí estábamos en sus
reivindicaciones, cosa que estaba bien.
Pero el problema es que, a los siguientes años, estuvieran en el paro o
conservaran sus trabajos, no volvían a asistir a la concentración del 1 de mayo
para dar su solidaridad a otros trabajadores/as que lo estuvieran pasando mal.
Seguía con
la cerveza en la mano, ya sin beber, con la mirada perdida y muy triste por como
va perdiendo valor la solidaridad de nuestra sociedad, mientras va ganando el
individualismo.
En eso que
Jose dijo, “Rafa, cojones, que estás perdido”, a lo que desperté de mi
ausencia, y le contesté que no, que no estaba perdido, que necesitábamos seguir
luchando por una sociedad más justa y solidaria.
Otros no me
entenderían, pero ellos sí. Y espero que
vosotros/as también me entendáis y estéis de acuerdo conmigo.
Aunque la
sociedad corra hacia el individualismo, todavía estamos a tiempo de pararla y
volver a la tranquilidad de saber que es infinitamente mejor vivir con el valor
de la solidaridad, sabiendo que si algo nos va mal en la vida, la sociedad en
su conjunto nos va a apoyar.
Eso es
mucho. Y eso es lo contrario al
individualismo, al liberalismo.
Tú decides.
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ResponderEliminarSolo nos movemos por interés.
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